"¡Luces, cámaras y… acción!"
Aquellas palabras sin duda eran las que más se
habían repetido a lo largo de mi vida y, por suerte o por desgracia, estaba
destinada a seguir oyéndolas. Ser un personaje conocido a escala mundial tenía
sus ventajas pero para obtener los beneficios tenías que acceder a vender tu
vida y renunciar a tu intimidad.
Miles de personas en el mundo sueñan con
convertirse en una estrella sin saber realmente las consecuencias de su deseo.
Está claro que para algunas personas es más fácil
saber llevar ese peso con normalidad, incluso me atrevería a confirmar que
ciertas estrellas consiguen acostumbrarse a la fama, pero en mi caso, esa
probabilidad estaba muy lejos de hacerse realidad. Incluso celebridades como
Rihanna, Kristen Stewart o incluso el mismísimo Leonardo DiCaprio se sentían
algo nerviosos al pisar la alfombra roja o al ser conscientes de que sus
rostros serían vistos en miles y miles de pantallas por todo el mundo. Pero
para mí, el hecho de saber que se aproximaba la hora de mostrarme ante el
público me provocaba escalofríos, me temblaba todo el cuerpo y me sudaban las
manos. Lo sé, vergonzoso.
-Nicki, ¿estás preparada?-la voz de Ruth me
devolvió a la horrible realidad: sudores fríos, manos temblorosas y nudo en la
garganta. “Genial, ahora solo falta sonreír” Pensé dirigiéndole una mirada a mi
compañera.
-No –respondí. Ella sonrió y soltó unas
divertidas carcajadas, pero solo pude oír el barullo que había fuera de la
limusina.
-¡Como si fuera la primera vez que oigo eso!
–tras escuchar sus últimas palabras la puerta se abrió y fui expulsada del
vehículo.
Cegada por los flashes me concentré en sonreír y
caminar sin caerme al suelo. Cuando por fin me acostumbré a tantas luces pude
ver a los que caminaban por la larga alfombra. Reconocí a Chris Brown, a Robert
Pattinson, a los hijos de Michael Jackson, a Will Smith y sus dos hijos...
Avancé con paso firme por el centro del
recorrido, evitando desviarme hacia cualquiera de ambos lados y tener que
hablar con algún periodista. Detrás de las vallas había infinidad de personas
gritando y pidiendo autógrafos. Me sorprendió el valor de un pequeño que se
acercó hacia una de las vallas y le plantó un beso en la cara a una chica que
lloró emocionada. Cuando se giró reconocí al chico, Blanket Jackson.
Yo, a mis diecinueve años de edad no era capaz de
hacer algo así. Como mucho firmaba algunos autógrafos, pero manteniendo la
distancia. Puede parecer algo extraño que una “estrella del cine” temiera a su
público, pero así era. Les tenía pánico.
-¡Nicki, Nicki! ¿Son verdad los rumores sobre tu
romance con Zack Efron?
-Nicki, ¿es cierto que piensas mantener tu
virginidad hasta el matrimonio?
-Nicki, ¿sentiste algo cuando besaste a una chica
en tu última película?
Pasé de largo sin responder a ninguna de aquellas
barbaridades y me tropecé con Katy Perry. Llevaba un vestido amarillo muy corto
y ajustado, con un estampado de flores azules a juego con su ondulado cabello.
Era una chica original, por llamarlo de alguna forma. Sonrió y siguió caminando
tras echarme un rápido vistazo. Yo en cambio, había optado por un modelo más
discreto: un vestido sin mangas blanco de Armani con detalles lineales negros y
unos zapatos de tacón también negros (de 18 cm de altura) con los que corría el
riesgo de partirme un pie.
Tras el largo trayecto de flashes y voces
desconocidas que gritaban descontrolados, conseguí llegar al edificio donde
estaría a salvo. Mi esteticista estaba esperándome allí, y también Zack Efron
(que había participado en el elenco de la última película en la que actué).
-¡Oh Dios! Vamos un momento a los baños que se te
ha estropeado un poco el maquillaje –Diane me arrastró por el pasillo dejando a
Zack solo y sorprendido.
Tras los retoques de última hora, pude reunirme
con mi acompañante y fuimos los dos hasta nuestros correspondientes asientos en
primera fila.
Después de horas de espectáculos y aplausos,
llegaron los premios. La película que protagonicé ganó el premio a la más
romántica, así que Zack y yo subimos al escenario. Desde allí arriba podíamos
ver a todos aquellos que habían asistido a los premios, todas las personas que
en ese momento tenían sus ojos clavados en nosotros, esperando unas palabras o
un simple gesto. Mantuve la sonrisa (no sin hacer un gran esfuerzo) y levanté
el premio en señal de victoria.
Mi compañero apretó mi mano al notar que temblaba
y cogió el micrófono.
-Agradecemos mucho este premio, pero no lo
habríamos conseguido sin la ayuda del equipo de producción, sin nuestro querido
director Kenny Ortega… -mencionó hasta al hombre que nos llevaba los helados al
camerino y cuando pensé que me iba a desmayar allí arriba, terminó su discurso-
Y en fin, ante todo, estoy muy feliz de haber participado en esta película, y
sobre todo, ha sido un honor compartir plató con Nicki –besó mi cabello
suavemente y volvió a sonreír.
Todos aplaudieron y por fin llegó la hora de
bajar del escenario. Volví a sentarme en mi asiento y esperé que todo pasara
rápido. Cuando acabó todo llamé a Ruth al móvil y le dije que aparcara en la
entrada con mi coche, pero no me cogió el móvil. Me despedí de Zack antes de
irme y me encontré en la salida a Selena Gómez con Demi Lovato. Las saludé a
las dos y ellas respondieron con una sonrisa.
Atravesé otra vez la extensa alfombra, y cuando
quedaban pocos metros para llegar al coche, alguien me agarró por el hombro.
Giré rápidamente y me encontré a Taylor Lautner de frente. Llevaba una camisa
de color salmón y un traje de chaqueta blanco que resaltaba su bronceada piel.
-Nicki, celebro una fiesta en mi casa de Miami
dentro de unas horas –creo que la expresión de mi cara fue tan clara que supo
al instante las pocas ganas que tenía de ir a una fiesta- Y no acepto un “no”
por respuesta –suspiré y su sonrisa se ensanchó. Antes de irse me revolvió el
pelo y corrió hacia donde estaban Selena y Demi.
Me monté en la limusina antes de que volvieran a
abordarme los periodistas y marqué el número de Ruth.
-Ruth, me han invitado a la fiesta de Taylor
Lautner y no me apetece mucho… -antes de que pudiera seguir, escuché sus
alaridos al otro lado de la línea telefónica. Lo aparté unos segundos hasta
estar segura de que se había calmado.
-Nicki, vamos a ir a esa fiesta. No podemos
perdernos un evento así –solté un suspiro de desesperación.
-Está bien, dentro dos horas nos vemos en mi casa
y nos vamos a Miami –volvió a gritar y colgué el teléfono mientras me estiraba
en el sillón de la limusina.
Le di varias indicaciones al conductor para
llegar a mi casa y estuvimos allí en tres cuartos de hora. Bajé del vehículo e
inmediatamente me quité los zapatos. Esperé a Ruth tirada en el sofá y me comí
un helado de chocolate, con cuidado de no manchar el vestido.
La puerta sonó y miré el reloj –Tan puntual como
siempre- pensé cuando me dirigía hacia la entrada. Abrí la casa y Ruth entró
como un huracán corriendo hacia el salón y metiendo algo en el DVD. En la
pantalla comenzó a reproducirse la grabación de los premios en los que horas
antes había participado.
-¿Cómo lo has conseguido tan pronto?
-¡Shhh! –exclamó Ruth que permanecía expectante y
señaló la pantalla para captar mi atención.
Vi mi imagen subiendo las escaleras hacia el
escenario agarrada de Zack. Veía a alguien insegura, patosa y que realmente
daba pena. Era horrible verme tan inmune ante tantas personas. Todos nos
observaban desde sus respectivas sillas, y yo no hacía más que temblar y
sonreír forzadamente. Menos mal que Zack cogió el micrófono y habló por mí,
porque si no me habría desmayado. ¿Por qué diablos no me acostumbraba a todo
aquello? ¿Acaso alguien había nacido sabiendo ser famoso? La respuesta era
“no”, pero lo que si sabía era que yo aún no estaba realmente preparada para
aquella presión.
Quería mi libertad, la necesitaba. Estaba decidida,
me tomaría unas merecidas vacaciones, pero totalmente secretas. Tendría que
empezar pronto para crear una nueva identidad, cambiar mi cabello, renovar
completamente el armario, buscar un lugar…
-Nicki, perdona que te lo diga, pero estás
horrible en el vídeo. Parece que en lugar de estar en los premios estabas en un
cementerio rodeada de zombies –tal vez
habría preferido la segunda opción, pensé mientras me levantaba y apagaba
la televisión.
-¿Qué te parecería venirte conmigo a vivir una
temporada a España? Ya sabes, una escapada –le pregunté tomándola por sorpresa.
Se quedó prácticamente muda, mirándome como si me hubiese vuelto loca.
-Nicki, te he dicho mil veces que las drogas son
algo muy serio y… -le tapé la boca antes de que continuara diciendo estupideces
y afirmando cosas sin sentido.
-Ruth, necesito un respiro. Tengo que alejarme de
todo esto un tiempo –expliqué señalando mi alrededor-. Si no quieres venir no
importa, pero no digas nada. Llamaré a mi representante ahora mismo y le diré
que me tomaré unas vacaciones pero con paradero secreto. No quiero que los
periodistas se enteren, ni los fans. Tendré que cambiar el número de teléfono
para que ninguno de mis contactos pueda llamarme, solo guardaré en la agenda el
de mi representante. Por otra parte tengo que llamar a mis abogados y pedirles
que busquen a alguien que puedan crearme una nueva identidad. También pediré
hora con mi esteticista y una asesora de moda para cambiar mi armario, así será
más difícil que me reconozcan…
Al ver la cara que se le había quedado a Ruth
supe que era mejor callarme para no asustarla más de lo que ya estaba.
-¿Me estás contando todo esto en serio? –asentí
en respuesta y Ruth soltó un suspiro y se pasó las manos por el cabello. Tomó
aire y volvió a suspirar, pero esta vez fue mas bien como una rendición- Está
bien, te acompañaré a España, pero una última pregunta. ¿Por qué allí? Es
decir, es un país bonito, pero podríamos ir a París o a Inglaterra, incluso tal
vez a Italia…
-Es simple. De pequeña solía viajar allí con mi
madre para ver a mis abuelos y aprendí algo del idioma. Además he dado clases
de Español varios años y mas o menos sabré manejarme allí –me dio la impresión
de que seguía un poco asustada por lo que intenté animarla-. España es
preciosa, y hay playas y chicos muy guapos. Además, lo pasaremos genial.
-A ver, no me preocupa irme a España, te recuerdo
que yo estudié idiomas, por lo que sabré desenvolverme perfectamente, pero hay
un pequeño detalle que se te está escapando –levantó una ceja esperando una
reacción por mi parte.
-¿El qué?
-Es obvio Nicki. La gente se preguntará que dónde
te has metido. Por suerte no tienes ningún contrato reciente, pero piénsalo,
¿qué le dirás a la gente? –Por desgracia, Ruth tenía toda la razón. No había
caído en eso.
-A ver, no me estreses ya por favor. Es fácil,
Robert dirá a la prensa y demás medios de comunicación la verdad, que me he ido
de vacaciones, pero que ni siquiera él sabe mi paradero. Ellos no tendrán más
remedio que creérselo –Ruth levantó una mano para objetar algo, pero la agarré,
pues sabía que me iba a decir-. Sí, me buscarán, pero solo un tiempo, así que
no nos preocupemos y pongámonos manos a la obra.
-Por cierto, te recuerdo que íbamos a ir a la
fiesta de Taylor Lautner –reprochó mi compañera cruzando los brazos como una
niña pequeña.
-No me seas infantil. Además, tendrás oportunidad
de ir a infinidad de fiestas –Ruth frunció el ceño y refunfuñó algo en voz
baja.
-¡Está bien! –Exclamó levantando los brazos en
señal de rendición-. Tú ganas Nicki, me rindo, no hay quien pueda contigo
cuando se te mete algo en la cabeza.
-Pues ya sabes, haz las maletas que nos vamos una
temporada a España –cogí el móvil y llamé a mi Robert (mi representante).
Le expliqué todo lo que tenía que hacer y después
de discutir un rato porque mi idea le parecía una locura, decidió que era mejor
no oponerse. Tendría los papeles en dos días y ya solo necesitaba un cambio
radical en mi look.
Lo dejé todo preparado para el día siguiente.
Primero vendría a mi casa mi esteticista, que se encargaría de buscar una
asesora de moda para que me ayudara con el vestuario. Todo tendría que salir a
la perfección, no estaba dispuesta a cometer un solo fallo.
Cuando lo había resuelto todo, pude apagar todas
las luces de la casa y subir a la segunda planta. Era hora de descansar un
poco, pues el día siguiente prometía ser muy ajetreado.
Tiré el vestido en la cama (ya lo recogería el
servicio) y me puse el pijama. Me hice una rápida limpieza de cutis casera
quitándome todos los restos de maquillaje y recogí mi cabello con una gomilla.
Tirada en la cama pensé en todo lo que me esperaba, imaginé las cosas que
viviría y soñé con mi nueva vida temporal, pero sin duda, nada que pudiera
recrear mi mente se acercó a lo que realmente me esperaría al tomar aquella
decisión.
¡Es genial la historia! Me encanta *-* Por ahora solo me he leído este capítulo pero seguiré, porque la historia promete :)
ResponderEliminarUn beso!*
¡Muchas gracias, de verdad! Los comentarios son lo que me ayuda a seguir hacia delante, y el apoyo de gente como tú, así que mil veces gracias :)
ResponderEliminarUn besito :)
Me encanta,voy a seguir leyendo.Me gusta muchísimo y prometo ser un lectora constante.Un beso enorme :)
ResponderEliminar¡Oh! Me alegro de que te haya gustado :) Espero no decepcionarte y que te gusten los demás capítulos.
ResponderEliminar¡Otro beso para ti! :)
Suena muy bien! No sabía qué esperarme cuando leí la sinopsis pero este ha sido un excelente comienzo.
ResponderEliminarLa forma en que has descrito a la prota cuando está con el publico me recordó un montón a Kristen Stewart aunque el carácter parece ser más dulce que el de ella. Es un poco extraño leer sobre todas estas celebridades porque nunca me había puesto a pensar en su mundo, pero me gusta.
Continuo leyendo el siguiente capítulo, un beso!
La sinopsis tengo que retocarla un poco, que dentro de poco lo haré.
ResponderEliminarEspero que te guste la historia y me alegro de que me sigas Kashmir. Un beso :)